Óscar superó sus dos alergias espontáneamente en mayo. Como llevaba años suspirando por las tartas que veía en las pastelerías y supermercados, y ya podía comerlas, fuimos a que eligiera la que más le gustara... Compró una con un Mickey y una pinta estupenda, la verdad. Con gran expectación encendimos la cámara de vídeo, sopló las velas, comió la primera cucharada... y la escupió. No le gustó nada, ni la nata, ni el bizcocho, ni el chocolate, ni la cobertura de fresa... Así que aquí sigo... echándole imaginación al asunto...
Los ingredientes los mismos: bizcocho base y glaseado.
Los Angry birds y los cerditos son rosquillitas hechas de masa base.
Para los picos he usado corazones amarillos. Los hocicos de los cerdos son un lacasito verde. Los ojos son perlitas blancas de azúcar. También hay virutas de colores y de chocolate para los detalles.
Las estructuras de madera y el tirachinas están hechos con la letra "I" de las galletas de IKEA, que por cierto, no tienen huevo ni leche.
He incorporado a mi colección de chismes de cocina unas pinzas como éstas, que me ha regalado mi marido. Me encantan.
Y aquí tenéis el resultado:
Nooo, ése no es... es éste:
Después mis hijos aprovecharon para decorar cada uno a su gusto las rosquillas que habían sobrado...
No hay comentarios:
Publicar un comentario